Las mujeres suelen establecer una relación con su cuerpo, en la que muchas veces, éste es vivido como algo ajeno, desconocido, algo que no gusta, que solo disgusta. Al no poder asumirlo como enteramente propio, tienden a desvalorizar sus emociones, relativizar sus dolencias y cristalizar sus malestares. Por esto es tan importante construir con la paciente un camino donde ella se sienta protagonista de lo que le ocurre.
Que quiere decir esto: ser escuchada en sus opiniones, en no relativizar sus miedos, en no silenciar su angustia, respetando sus peculiaridades, dando información suficiente y clara , observando que la paciente no ceda su cuerpo en silencio, porque esta actitud traerá complicaciones. Escuchándola es probable que tanto el tratamiento como lo quirúrgico y su recuperación tengan posibilidad de transcurrir de la mejor manera.
Con esta actitud profesional, la paciente se siente participe, sabe que lo que está sucediendo tiene que ver con ella, y esta complicidad es fundamental.
Así, las mujeres se dan autoridad, se responsabilizan, consideran que lo que ellas dicen de su cuerpo, de su enfermedad, de su dolor, nadie puede decirlo mejor que ellas por eso la importancia del profesional que escucha. Cuando las escuchamos no solo estamos escuchando su dolor físico sino también ese dolor emocional que recubre ese dolor, ese malestar, esa insatisfacción del cuerpo.
Quizás la queja que muchas mujeres tienen de su cuerpo, sobre su malestar, es el único modo que encontraron para decirnos que les está pasando algo, que ellas no identifican y lo ponen en un dolor, en una herida que no cicatriza, es decir en algo que se manifiesta en el cuerpo. Seguramente detrás de esta actitud, se esconde angustia, estrés, miedo, tristeza, insatisfacción. Cuantas veces una complicación en un tratamiento o en una cirugía no responde en absoluto a una mala praxis, sino a un desplazamiento de estas emociones, al pedido de atención, de auxilio que no se sabe decir con palabras.
Por eso pensamos que es de buena calidad, la atención que incorpora y resuelve estos aspectos en las circunstancias concretas de cada demanda. Esta calidez de atención que proponemos refuerza la autoestima de la paciente.
Graciela Traba – Psicóloga en el Instituto Dr. Blanch.